En parte somos historia.

 



Recuerdo que desde que era niño mi mamá decía que yo iba ser historiador, que yo iba a estudiar Historia. Hoy tengo 24 años y estudio Filosofía, pero la Historia en efecto, no me ha abandonado pues aunque no la estudio como carrera universitaria estuve a punto de estudiarla (y probablemente en algún futuro lo haga), por lo demás el gusto y la pasión por ella no se han ido; he tenido incluso la oportunidad de ser maestro de dicha disciplina. 

¿Por qué me gusta la Historia? Es una interesante pregunta que no ha faltado quien me la diga y yo mismo a veces me la hago. La Historia pasó de ser para mí una colección de datos, nombres, fechas y rostros, a básicamente: una herramienta y un arte. Me explico, es una herramienta porque me ha permitido saber parte de quién soy, de dónde vengo, dónde estoy e incluso a dónde iré. Es bien sabida esta aplicación utilitarista de la Historia, incluso con eso esa sentencia de “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Y, aunque no dudo en absoluto de la realidad de este famoso dicho y de hecho creo firmemente que todos deberíamos tomarlo muy en serio, sé que no es la única aplicación de la Historia. Como dije, me gusta porque me ha permitido saber parte de quien soy, saber la Historia de México me ha permitido saber que soy mexicano y qué significa ser mexicano; saber la Historia del mundo me ha permitido saber que soy parte de ese mundo, y de ese recorrido que ha venido a llamarse Historia Universal. Soy consecuencia de ese pasado, y a la vez causa de ese futuro, soy un eslabón más, pero no cualquier eslabón, soy el eslabón que me tocó vivir. Y al final, me ha permitido saber que todas esas “Historias” son historias que son sólo una parte de una gran historia, que al final todas son parte de una Historia de la humanidad, saber esto me ha permitido conocerme y saberme como humano, por más distante que pueda parecer la vida de la sociedad de hace siglos se reconoce esa esencia humana, que sin duda seguirá indefinidamente. 

Ahora bien, también dije que la Historia es para mí un arte, para explicar esto me viene a la mente algo que un día me dijo alguien: la Historia es literatura. La Historia es para mí el arte que se expresa escribiendo, narrando, leyendo, pero sobre todo investigando, y como cualquier arte puede admirarse, así yo admiro la Historia, me deleito contemplando cómo fue mi ciudad, mi país, mi cultura, y sí, a veces esto es riesgoso, pues para un melancólico como yo esto puede generar la idea de una Historia como monumento, un pasado como estatua gloriosa, y creer de paso que “el pasado es mejor que el presente”. Esto es un peligro, pues la Historia si bien tiene parte de añoranza del pasado, es más que pasado, es presente también y es desarrollo, desenvolvimiento humano. 

Javier Issac Garcia.

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