Compañeros peludos

Por Andrea Marín. 




Benito, Chuleta, Spencer, Tina, Tocineta, Suri, Canela, Nena, Mora, Pimienta y Kmila, once perros vagando en la Ciudad de México. Soltando babas, oliendo por aquí y por allá, disfrutando del aire. Tuve aquella experiencia de ir en el turipet con ellos, acariciando a cada peludito que se dejaba; grandes, pequeños, juguetones y serios, hermosos y otros… no tanto. La convivencia entre los canes y los humanos fue agradable. Pláticas sobre alimentación, competencias con obstáculos y la historia de amor no correspondida entre dos pugs. Canes, perros, “bebés”, “niños”, “perrijos”... no puedo ver Marley y yo sin llorar a moco tendido, o Hachiko. Se sabe que desde la prehistoria, la relación entre los descendientes del lobo y el ser humano ha ido trascendiendo. Cuando el hombre se dio cuenta de que podía ser un compañero de caza muy eficaz se creó una relación que ha evolucionado hasta la actualidad. 

Los perros son animales mamíferos de la familia de los cánidos: Canis familiaris. La nariz es su principal órgano sensorial, contienen 200 millones de receptores olfativos en las fosas nasales, algunos llegan a los 300 millones, el hombre tiene tan sólo cinco millones, es decir, que el perro tiene cuarenta veces más células olfativas. Su olfato puede alcanzar un área de 150 centímetros cuadrados, hay olores que para el ser humano pasan desapercibidos, para los perros, el olfato les ayuda a orientarse y comunicarse, también ayuda a reconocer objetos y personas de una forma precisa. Los canes son criaturas dóciles y fáciles de educar, cuentan con tres tipos de inteligencia: instintiva, fruto de la herencia genética, inteligencia adaptativa o de aprendizaje y la funcional o de obediencia. Se cree que esta domesticación se produjo en Europa hace entre 20.000 y 40.000 años, a finales del Neolítico, dando lugar a la especie que hoy conocemos como Canis Lupus familiaris. El comportamiento de un perro se basa en su herencia genética que lo prepara para vivir en manada, sigue conductas sociales y jerárquicas. En la manada, cada individuo ocupa un puesto determinado en función de su rango. Para un cachorro la familia que lo adopte es su manada.

Los perros actuales tienen un antepasado común, hoy en día se conocen alrededor de ochocientas razas distintas con tamaños y fisonomías muy diferentes y originadas a partir de la selección artificial por parte de los seres humanos. A pesar de que no cuentan con un gran sentido de la vista, tienen muy buen oído y el sentido del olfato muy desarrollado. Las hembras pasan el celo dos veces al año, su periodo de gestación dura un poco más de dos meses y suelen tener camadas de entre ocho y doce crías. A pesar de que su esperanza de vida está entre los doce y los quince años, hay algunos que pueden alcanzar los veinte años. Al igual que nosotros, los humanos, ellos también sienten felicidad, tristeza, miedo o inseguridad, lo expresan de manera diferente y a través de ladridos. Generalmente sirven para advertir de un peligro o dar la señal de alarma ante la presencia de intrusos y tiene como fin proteger el territorio, además de aullidos y ciertos movimientos de su cuerpo. Si el perro se revuelca sobre su lomo y suspira con los ojos cerrados es que está en un estado de satisfacción. Los perros también sonríen: su boca está relajada y entreabierta con la lengua poco visible. 

A lo largo del tiempo, el perro ha desempeñado un papel importante. Son compañeros y socios en el trabajo y el juego, leales y fieles. Una de las razas más relevantes que hay son los Xoloitzcuintles, el perro azteca nativo de México. Considerada una de las razas más antiguas que habitan el planeta con más de 7 mil años. La palabra Xoloitzcuintle viene del náhuatl Xólotl, que quiere decir monstruo, extraño o animal y del término Itzcuintli, que significa perro. Para los aztecas, este canino era especial y respetado por ser un regalo del dios Xólotl para ser guía de las almas de los difuntos que
viajaban al Mictlán o inframundo. La leyenda cuenta que el dios Xolotl hizo al Xoloitzcuintle de una astilla del Hueso de la Vida, de la que toda la vida fue creada, para dárselo como obsequio al hombre. El dios les explicó que en vida tenían que cuidar bien de este perro ya que el día que su dueño muriera, el Xoloitzcuintle se encargaría de guiar al alma a través del Mictlán o lugar de muertos en náhuatl. Por esta razón eran sacrificados y enterrados en las tumbas. Sin embargo, la tradición mexica apuntaba que debía ser completamente negro, porque si presentaba manchas en su cuerpo esto decía que ya había servido al alma de otro difunto. Además para el pueblo mexica, el Xoloitzcuintle tenía la capacidad de alejar y proteger los hogares de espíritus malignos, pero como todo para ellos era dualidad también representaba un lado maligno ya que se le identificaba con la enfermedad y deformidades físicas.

Ovejeros, salvavidas, rescatistas, guías o sólo ser mejor amigo, los perros tienen un papel importante en la historia de cualquier humano. Si tienes uno en casa, cuídalo y llénalo de amor, él te responderá de la mejor manera. No lo abandones, hazlo parte de la familia, de tu vida misma., pero sobretodo no compres, adopta. 






Fuentes de consulta:

Petsonic, 29 de abril del 2005. El orígen del perro, recuperado de https://www.petsonic.com/blog/el-origen-del-perro/


Zorayda Coello, 10 de diciembre del 2019. Experto animal, Historia, origen y evolución del perro, recuperado de https://www.expertoanimal.com/historia-origen-y-evolucion-del-perro-24433.html

Neomexicanismos, Xoloitzcuintle: historia del perro y joya azteca, recuperado de https://neomexicanismos.com/cultura-mexico/xoloitzcuintle-historia-perro-azteca/

Comentarios

Entradas populares