El rey de las serpientes

Por Andrea Marín 




Es un asesino de magos, no puede ser domesticado ya que está dotado de poderes extraordinariamente peligrosos. Puede ser controlada por un hablante de pársel. Aquella serpiente gigante que aparece en Harry Potter, nacido de las manos de Herpo el Loco, un mago tenebroso de Grecia. Después de muchos experimentos, Herpo descubrió que de un huevo de gallina incubado por un sapo salía una serpiente gigantesca dotada de poderes extraordinariamente peligrosos.Hablamos sobre el basilisco​, conocido como el rey de las serpientes; es un ser creado por la mitología griega que se describe como una serpiente gigante cargada de veneno letal y que puede matar con la simple mirada. En el siglo VIII, era considerado una serpiente dotada de una cresta con forma de corona o mitra en su cabeza, según Plinio el Viejo el basilisco era oriundo de Cirene, y no medía más de 20 dedos de longitud. Poseía una marca blanca en la cabeza que se asemeja a una diadema. El único modo de matarlo es con el canto del gallo, o con una comadreja. Pierre de Beauvais en su Bestiario de 1206, el basilisco nace de un huevo deforme, puesto por un gallo al llegar este a la edad de 7 años e incubado por un sapo durante 9 años; por lo tanto al nacer guarda todas las características de sus progenitores, cabeza de gallo, cola de serpiente y cuerpo de sapo. Otra manera de nacer es que nace de un huevo puesto por un gallo e incubado por una serpiente y se dice que nace con cuerpo de gallo, lengua de serpiente y cresta.

Los egipcios creían que el basilisco nacía de los huevos de Ibis. En el Antiguo Testamento se encuentra siete referencias al basilisco en cuatro libros distintos. En Naturalis Historia se describe al basilisco de Cirene como una pequeña serpiente con veneno que iba dejando un reguero tras su rastro, y era capaz de matar con la mirada. Su única debilidad era el aroma de una comadreja que podía matarlo. En la tradición grecolatina se distingue el basilisco y el catoblepas, cuadrúpedo de pesada cabeza que mata al que mira sus ojos, y al que citan, entre otros, Claudio Eliano, Ateneo y Arquelao entre los griegos, y entre los latinos Plinio el Viejo, Cayo Julio Solino y Pomponio Mela. A lo largo de la Edad Media, eran comunes los bestiarios, en especial en Europa, donde la mayoría de las copias adulteradas del famoso Fisiólogo, en los que se equipara al rinoceronte con el unicornio. Isidoro de Sevilla copia a Plinio con modificaciones propias en el siglo VII, uniendo al basilisco con otros seres como el catoblepas o la cocatriz. En 1230 Bartolomé Glanvilla, conocido como Anglico, publicó De Proprietatibus rerum,​ la Historia Natural más popular del Renacimiento. En él se configura el mito medieval del basilisco en su plenitud, su nacimiento y evolución, propiedades y forma de darle muerte. Esta información, junto a diversas leyendas de sucesos que van acaeciendo por Europa, son recogidas por múltiples autores, como Vicente Beauvais o Tomás de Aquino.

En el Renacimiento los conocimientos sobre los seres vivos se plantea de una manera más crítica; sin embargo, durante el siglo XVI se aceptó la existencia del basilisco y lo verídico de sus propiedades, por lo que sabios y doctores se dedicaron a filosofar sobre el porqué de su veneno visual o la lógica por esta bestia. En la Enciclopedia de Aldrovandi se observa el grabado de un basilisco disecado, una falsificación común en la época que se fabricaba con los cuerpos de un pez ángel y una raya. Durante el siglo de Oro, la literatura española aparece salpicada de referencias a la bestia, normalmente para compararla a la mirada de la amada. Lope de Vega, Quevedo o Cervantes usan a la criatura en sus textos.

 

En 1587, en Varsovia, Polonia, dos niñas pequeñas desaparecieron misteriosamente. La madre de una de ellas y su niñera llevaban horas buscándolas hasta que esta última se asomó al viejo sótano en ruinas. Las encontró tendidas boca abajo, la niñera bajó por ellas pero cuando se acercó, cayó muerta. Asustada la madre, que esperaba arriba, corrió al pueblo a contar lo sucedido. El rumor se extendió con rapidez: un basilisco estaba escondido en aquella casa. Ninguna otra fiera era capaz de matar tan rápido. Se pensaba que, al igual que la mirada de la gorgona Medusa, los ojos del basilisco y su aliento envenenado eran letales. Con mucho cuidado, y con la ayuda de ganchos de hierro, los tres cuerpos fueron sacados del agujero. Al revisarlos no quedó duda: su muerte había sido causada por el veneno de un basilisco. Los ojos se salían de sus órbitas y su piel estaba pálida e hinchada. Ante el peligro que significaba la bestia, el concejo decidió enviar a Johann Faurer, un convicto silesiano condenado a pena máxima por robo, a matarla. De conseguirlo, recibiría el indulto. Se sabe que el mejor modo para deshacerse de un basilisco es mostrándole su propio reflejo, otros dicen que una mangosta o el canto del gallo pueden vencerlo, para protegerse, Faurer fue ataviado con ropas negras de cuero recubiertas de espejos. Las crónicas de la época relatan que más de dos mil personas se reunieron para presenciar la caza del basilisco. Luego de una hora sin que Faurer diera señales de vida, salió del sótano con la bestia sostenida por el cuello. Temerosos de ser asfixiados por el veneno, todo mundo echó a correr y sólo un viejo y sabio concejal se acercó a examinar a la criatura. El monstruo tenía piel verrugosa y escamosa, cabeza de gallo, ojos de sapo y cresta como una corona.

En América, especialmente en el folclore del Cono Sur también se encuentra variantes del mito que igualmente son llamados basilisco. Es obvio que la denominación proviene de Europa, aunque en el caso de las variantes americanas del mito se dan elementos de síncresis con creencias aborígenes. En la mitología chilota destaca la creencia en el basilisco chilote, una criatura mitad gallo y mitad culebra que se caracteriza por beber la saliva, al cual sólo se puede matar quemándolo. Mientras que en el folclore gaucho se creía que el basilisco era descrito como una especie de gusano gigante con un sólo ojo que causaba la muerte con su mirada, y al cual se podía matar haciéndole ver su rostro en un espejo u otra superficie reflectante. En el Nuevo Reino de Granada se conoció con el nombre de buío o güío. Era parecido a una gran serpiente; en Colombia, una criatura siniestra de características similares, comúnmente oída pero raramente vista es conocida como el pollo malo o el pollo del diablo, una fábula común en muchos montes. Su canto anuncia la muerte y en general trae desgracias a quien tenga contacto con él. En El Salvador, se dice que las gallinas antes de morir ponen un último huevo pequeño y que si éste es incubado por un sapo o serpiente nace el basilisco, y si la persona logra ver primero al basilisco a los ojos, éste muere. Pero si él mira primero a la persona, ésta muere. En la mitología Paraguaya el Basilisco, tiene la forma de una serpiente corta, con cuernos puntiagudos en su cabeza, menos de un metro de largo y con el grosor de un tronco. Vive en pantanos y esteros del Paraguay, no se le atribuye el título de protector de alguna otra especie de animal o plantas, es un mito de apariencia horrible que asusta a la gente. Algunos afirman que ver al Moñái a los ojos produce la muerte.





Fuentes de consulta:

ecured. Basilisco, de ecured.cu/Basilisco

Wiki mitología. Basilisco, de https://mitologia.fandom.com/es/wiki/Basilisco

Muy Interesante. Mitos y leyendas: la mirada letal del basilisco. Recuperado el 5 de enero del 2019, de https://www.muyinteresante.com.mx/mitos-y-leyendas/mitos-y-leyendas-el-basilisco/



 


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